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En España la población joven presenta uno de los peores perfiles laborales de Europa. Altas tasas de desempleo, temporalidad en la contratación, parcialidad y bajos salarios sitúan a la juventud en una situación muy precaria que, incluso, raya con la explotación, situación que se ha ido normalizando y alargando en el tiempo hasta edades “insoportables”.
La aceptación de la precariedad como un mal menor y el establecimiento de la misma como base de las relaciones laborales encierra la interiorización de toda una filosofía muy negativa e incompatible con la cultura de la prevención de riesgos laborales. Expresiones tan repetidas como «es lo que hay» o «con tu edad qué esperas» han naturalizado ese proceso de precarización, llevando a la población joven a aceptar condiciones de trabajo que deberían ser inaceptables.
Estos procesos de precarización y cómo impactan sobre la salud de la población joven son objeto de estudio en esta guía, con la toma de conciencia colectiva de esta realidad así como generar impulsos en la representación sindical que haga mirar y buscar estas realidades en sus entornos, en sus centros de trabajo e incluirlos bajo su acción protectora y reivindicativa.
